Ecosistema digital

Ecosistema digital

La paulatina adopción de las tecnologías de la información y comunicación fue diseñando una nueva forma de producir bienes y servicios; pero desde luego, de consumirlos. El ecosistema digital es definido como el conjunto de infraestructuras y prestaciones (plataformas, dispositivos de acceso) asociadas a la provisión de contenidos y servicios a través de Internet (Katz 2015).  En este marco surgen tres dimensiones relevantes para comprender los impactos en la economía y la sociedad: por una parte, surgen nuevos modos de producción de información y contenidos, se modifican y surgen nuevos comportamientos sociales relativos al uso y consumo de bienes; y por último se genera un impacto económico y social más importante que el de tecnologías de información y comunicación consideradas de manera aislada.

El crecimiento sostenido de internet y el desarrollo de dispositivos multifuncionales han ocasionado un cambio fundamental en la organización industrial y las cadenas de valor. Éstas funcionan hoy día en un modelo de convergencia con el consumidor final, donde el usuario es un participante activo en el desarrollo de los productos a partir de la información que produce voluntaria o involuntariamente. Los consumidores se transforman en “prosumidores”, que generan contenidos que retroalimentan las cadenas de valor; ya sea con usos novedosos a bienes conocidos o simplemente feedback.

Esta nueva forma de crear valor ha permitido a los individuos beneficiarse de productos más baratos, de mayor variedad, con menor asimetría de información y más accesibilidad, además de adquirir un rol activo (aunque no necesariamente consciente) en la construcción de valor. Esa reducción en los precios y el crecimiento de funcionalidad de los bienes ofertados implicó un beneficio excepcional para los consumidores, pero también a las empresas: ahora es posible diseñar productos específicos para el público objetivo de la organización y tener canales de comunicación directa con los clientes.

Desde la perspectiva de la formación profesional (FP) en América Latina y el Caribe debemos detenernos a analizar algunos de estos supuestos. Por una parte, y a partir de la pandemia COVID19 quedó claro que la conectividad, elemento articulador de estos cambios, está lejos de ser ideal y en particular de dar buena cobertura a los públicos objetivo de la FP. Por otra parte, también a partir de la pandemia, los sistemas de formación profesional han invertido fuertemente en sistemas de gestión del aprendizaje y herramientas de aula online sincrónicas. Estas inversiones han permitido mantener la oferta formativa, pero su mayor beneficio aún está por ponerse en uso. Estos sistemas tienen el potencial de generar grandes cantidades de data utilizable como retroalimentación del proceso formativo permitiendo a los estudiantes entrar en la cadena de valor de la formación. Esta data aún no está siendo (en la mayoría de los casos) acumulada y analizada. Es un desafío importante y de un potencial alto valor agregado al proceso de la formación.

Fuentes para realizar esta nota: